Santuario Nuestra Señora de los Milagros

HOY CELEBRAMOS…

ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS…10004924-la-anunciacion

“Al sexto mes”, Dios, entra en el tiempo y en la historia haciendo una trayectoria de bajada y asumiendo en sí lo insignificante y pequeño. Es Dios que se apega, en su arrebato de amor por la humanidad, a una mujer que se llama María. De este modo Dios nos enseña a hacer las grandes cosas empezando por lo pequeño y lo concreto. La entrega a la humanidad comienza por la entrega a una persona y luego a otra y después a más. El compromiso de Dios en la Encarnación y su entrega a la humanidad se inaugura por una buena noticia hecha deseo: ¡Alégrate!”. Esta expresión de júbilo se aplica a cada cristiano, a cada uno de nosotros… ¡alégrate!, porque, a imitación de la Virgen María, queremos también estar “llenos de gracia”. Es preciso dejar “entrar a Dios” en nuestra morada… así se harán realidad aquellas otras palabras: “El Señor es contigo”.

 Y, a partir de aquí, todo comienza de nuevo. Precisamente en este tiempo de “novedad” donde nos preparamos para vivir con fuerza la Pasión, Muerte y Resurrección de Aquel que es la Vida y nuestra vida. Al “estar con Él”… la misión que se nos encomienda es grande: llevarlo en nosotros, dejarlo crecer en nuestro interior, alimentarlo en la oración y los sacramentos… y hacerlo vida en nuestra vida. , nos envía… a ser Sus testigos. Primera parte de un “camino de retorno” que nos lleva a la Casa del Padre porque nos convertimos en “hijos en el Hijo”.

“El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”… aquí se encuentra el motor: Dios en nosotros. Este es el camino auténtico, no lo que yo quiero, pienso, deseo, estoy dispuesto o no… sino lo que Él, el Dios Trinidad, quiere de mí. Un camino de desprendimiento, de bajada… que nos diviniza. Bajar… ahí está la clave. ¿Hacia dónde? Hacia el que lo necesita: pobre y rico; enfermo o sano; necesitado o autosuficiente… siempre bajar para acercarse pero… ¡con el suave olor a Cristo!.

La Virgen Madre nos lo enseñó… es preciso caminar abajándose para ser colaborador eficaz del Plan de Dios de tal forma que podamos decir, con san Pablo, “no soy yo, es Cristo el que vive en mí”.

Desde este medio una última palabra de felicitación: especialmente a las Hijas de la Caridad que no tienen miedo de ser, vivir y actuar conforme a lo que el Espíritu quiere de ellas y … en este día de la Renovación de sus compromisos un deseo de crecimiento fiel porque ahí se encuentra la felicidad.

 FELIZ DÍA.