San Martín de Tours nació en en Hungría en el año 316 aunque toda su educación la recibió en Pavia (Italia). Ya desde muy joven sintió un cariño especial al tema religioso, pero a los 15 años se vió obligado a entrar en el ejército, sirviendo a caballo en la guardia imperial romana. Es en este periodo cuando surge una de las historias más bellas y más conocidas de nuestro santo. Un día de invierno muy frío, la tropa romana entró en la ciudad francesa de Amiens. Allí, Martín encuentra a un hombre pobre que estaba desnudo y que le implora caridad; no teniendo monedas para darle, Martín sacó la espada, cortó la capa que llevaba por el medio y le dio la mital a aquel pobre hombre. Fue objeto de burlas por parte de sus compañeros, pero la acción caritativa fue dulcemente recompensada, ya que la tradición cuenta que aquel mismo día por la noche, vió en sueños a Jesucristo vestido con el mismo trozo de tela que había dado al mendigo.
Su vida pastoral
Se libera del ejército en Worms en el 356, se bautizó y se dirigió a Poitiers para unirse a los discípulos de San Hilario. Allí empezó su vida dedicada a Cristo, a través de las enseñanzas de este ilustre santo. Después de conocer las principales virtudes cristianas y de pasar unos días en su ciudad natal, se dirigió a Milán. Al cabo de unos años se retiró a una pequeña isla cerca de Génova, llevando una vida de silencio y austeridad. Pero San Hilario le pidió que regresara a Poitiers y allí fundó un monasterio, concretamente en la localidad de Ligugé. En el año 370 es consagrado Obispo de Tours. Uno de sus primeros actos fue fundar otro monasterio, el de Marmoutiers. Durante su estancia en Tours luchó contra el paganismo, la adoración a falsos ídolos y contribuyó especialmente en la divulgación de la fe cristiana, aunque esto no siempre le fue fácil. Tuvo a todas las personas amantes del lujo encontra, a personas pobres de fe e incluso a sacerdotes que no veían con buenos ojos aquella vida de austeridad del santo.
Más tradiciones y leyendas
San Martín de Tours es un personaje al cuál se le han relacionado toda una multitud de tradiciones y leyendas.
- En diferentes estampas, sale a veces la figura de un ganso. Y es que … Martín, lleno de humildad, no aceptó en un primer término ser Obispo de Tours. Rehuyendo del nombramiento se ocultó en un escondrijo, pero no le sirvió de nada, ya que fue delatado por el ruido de un ganso. Allí lo encontraron unos eclesiásticos y le convencieron.
- Se dice también que en Tours quiso cortar una encina a la que veneraban los paganos. Ellos le dijeron que lo podía hacer siempre y cuando el árbol cayera encima de él. Ni corto ni perezoso, Martín cortó la encina y, cuando iba a caer sobre su cuerpo, levantó la mano, hizo la señal de la cruz y el árbol cayó rápidamente al lado opuesto.
- Y también se explica que un día, mientras oraba en su celda, se le apareció un rey con una prendas de púrpura, una diadema de oro y piedras preciosas sobre su cabeza, y unos zapatos de oro. El rostro era muy puro y atrayente. Aquella figura le preguntó a San Martín: «Martín, ¿me reconoces?». Después de unos segundos de silencio, aquella extraña persona le dijo: «Soy Cristo y quería presentarme ante ti». Pero Martín no le hizo caso. «¿Cómo puedes dudar?», le preguntó aquella figura. Entonces le respondió: «Cristo no ha de volver envuelto en púrpura y en oro. Solamente te haré caso si me muestras tus llagas». Rápidamente, aquella figura desapareció y la celda se llenó de humo y azufre, elementos que delataban quién era aquel curioso visitante.
Hacia la Casa del Padre
Martín de Tours falleció en uno de los sitios más bellos de Francia, en Candes. Sus discípulos, que querían estar con él hasta el último momento, le pedían que continuara viviendo, ya que si no lo hacía, su rebaño quedaría expuesto a grandes peligros. Él contestó: «Señor, si aún soy necesario, no rehuso continuar viviendo. Que tu voluntad se realize plenamente». Y antes de dar el último respiro, se dirigió a sus discípulos con estas palabras: «Dejadme, hermanos, mirar al cielo más que a la tierra para dirigir desde ahora mi alma por el camino que debe conducirla hacia el Señor». Era el año 397.
Onomástica y patronazgo
Su onomástica es el 11 de noviembre. Es el patrón por excelencia de los soldados y, junto a San Francisco de Asís, de los tejedores y fabricantes textiles. Le pueden pedir amparo los mendigos. Es el patrón de Francia y Hungría y de diferentes ciudades, entre ellas: Amiens, Avignon, París, Utrech, etc. Además de la titularidad de la Diócesis de Ourense y la Catedral, en la que comparte el patronazgo con Sta. María, es San Martín patrón de 32 parroquias diocesanas. Son multitud las tallas y pinturas que representan al santo en toda la geografía ourensana.
Existe una narración de Gregorio de Tours (538-673), según la cual la conversión de los suevos se debió a un milagro de San Martín de Tours, y por eso lo hizo patrón de la Diócesis: El rey suevo Carriarico tenía un hijo llamado Mirón, gravemente enfermo y, habiéndole llegado a los oídos la fama de los milagros que hacía el santo, por la predicación de San Martín de Dumio, mandó preparar una embajada con obsequios de oro y plata para obtener la curación de su hijo algo que no consiguió. Carriarico pensó que esto se debía a la diversidad de religión, por lo que mandó edificar una iglesia en honor de San Martín de Tours. Envió una nueva embajada, pidiendo que le enviasen reliquias del santo y prometiendo aceptar todo lo que predicasen los sacerdotes. Llegaron las reliquias y el hijo del rey quedó milagrosamente curado y el monarca se convirtió con toda su grey. Igualmente cesó una peste de cólera que existía por entonces.
Feliz día a todos…