«La liturgia no es un show, no es un espectáculo que necesite directores geniales y actores de talento.
La liturgia no vive de sorpresas simpáticas, de ocurrencias cautivadoras,
sino de repeticiones solemnes.
No debe expresar la actualidad, el momento efímero, sino el misterio de lo Sagrado» (S.S. Benedicto XVI)