El anuncio del nacimiento de Juan Bautista viene de la mano de su vocación y su misión. Juan será consagrado al Señor y estará lleno del Espíritu Santo para “convertir los corazones y, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”. Sin embargo, hay impedimentos para llevarla a cabo. Además de la esterilidad de Isabel, hay que contar con la avanzada edad de Zacarías que le dificulta engendrar un hijo. La respuesta a estas objeciones será dada en el nombre del mensajero, Gabriel significa “fuerza de Dios”. Esta será la que lleve a cabo lo anunciado. Lo que pareciera imposible humanamente, para Dios, es posible. El Adviento se va abriendo camino con la presentación de esta figura profética tan emblemática de este tiempo litúrgico..
Nosotros también hemos sido llamados desde el seno materno a una vocación-misión para abrir el camino del Señor a muchos y dejar que su alegría inunde sus vidas y llene de sentido sus existencias. ¿Cuál es la vocación a la que he sido llamado/a? ¿Me siento lleno del Espíritu Santo para llevarlo a cabo? ¿En qué medida soy mediador de la salvación de Dios para otros? ¿Qué tipo de objeciones pongo a la realización del plan del Señor?