Por ciertos imponderables, llega esta importante noticia, con retraso.
Que extraigo de la página de los PP. Páules de la Provincia Canónica de Salamanca:
Premio al P. Manuel Garrido C.M.
El premio se entregó el sábado pasado en Orense a los misioneros de dentro y de fuera de esta provincia por su labor de entrega a los pobres. Estos premios, llevan el nombre del que fuera Delegado de Misiones y gran impulsor de este Festival, que reconoce cada año la labor social de distintas personas e instituciones.
Os traemos un artículo de prensa, sacado de la Voz de Galicia
Escuchar al padre paúl Manuel Garrido Ribada (Arnuid, Vilar de Barrio, 1937) es como sumergirse en una vieja película de exploradores, pero sin fanfarrias épicas. Este misionero ourensano, que ayer recibió el premio Aurelio Grande en reconocimiento a su labor en Madagascar, habla de ríos plagados de cocodrilos, de expediciones en solitario por la selva buscando poblados que ni siquiera era seguro que existieran, de serpientes y escorpiones, con total naturalidad. Como de pasada.
Para él son solo detalles de un relato en el que el protagonismo está en la tarea; la evangelizadora y la de la lucha para mejorar las condiciones de vida de quienes hoy son su mundo. «Yo quiero volver; allí siempre eres útil, aunque sea en una silla de ruedas puedes ayudar», contesta cuando se le pregunta si a sus 77 años no le apetece volverse definitivamente. Garrido lleva algunos meses en España. Le obligaron a regresar para que le viesen los médicos tras sufrir un infarto mientras estaba visitando uno de los pueblos de su parroquia. «Me dicen que tengo una lesión y que hay que tomar las cosas con calma, pero yo creo que podré volver para mayo. Es el invierno de allí, que no tiene nada que ver con el de aquí; puedes andar en mangas de camisa», argumenta.
Su primer recuerdo de la isla es, sin embargo, el sofocante calor de la llegada a la región de Androy (tierra de espinos, en nativo) en 1965. Fue un año después de haberse ordenado, tras un fugaz paso por Inglaterra (4 meses) para aprender inglés y otro mes en Francia, país colonizador de la isla hasta 1960. El francés era el idioma occidental más conocido por los nativos. «Al llegar aprendimos malgache, cosas básicas, durante unos cuatro meses; y luego ya en la zona, poco a poco, en contacto con la gente, los dialectos», explica este misionero ourensano con un acento gallego milagrosamente conservado.
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El P. Manuel Garrido, C.M. está muy vinculado a nuestro Santuario por haber nacido cerca (en Arnuide), por haber comenzado aquí en el Santuario el camino hacia el Sacerdocio; y, entre otras razones, dio el nombre de Nuestra Señora de Los Milagros a una de las muchas iglesias construidas por el en Madagascar.
Su trayectoria misionera es admirable por ser una entrega incondicional con toda su alma, vida y corazón, a extender el Reino de Dios en aquellas tierras tan lejanas.
La distinción que le hizo el departamento de Misiones de la Diócesis de Ourense otorgándole este año el premio Aurelio Grande es en reconocimiento a su labor en Madagascar, como queda dicho en el artículo.
Desde esta página nos unimos para felicitarle y agradecerle su buen ejemplo. No necesita animación, porque ya el la tiene desbordante dentro de si, en su vida humilde, sencilla, callada, impulsada por la fe.
Debido a la limitación en que le ha dejado la enfermedad, la oración por aquel pueblo que lleva en su corazón, será la mejor ayuda que le podrá ofrecer.