EN LAS VISPERAS DE LA FIESTA DE SAN VICENTE RECORDAMOS A LAS DOS HIJAS DE LA CARIDAD, MÁRTIRES DE LA FE Y DE LA CARIDAD, QUE SERÁN BEATIFICADAS EL 11 DE NOVIEMBRE EN MADRID: SOR TORIBIA Y SOR DORINDA.
SOR TORIBIA MARTICORENA SOLA
NACIMIENTO: Murugarren (Navarra) 27-04-1882
PADRES: Santiago y Manuela
BAUTISMO: Murugarren, Parr. S. Román 27-04-1882
NOVICIADO: Madrid 12-05-1905
VOTOS: Valladolid 24-05-1910
MARTIRIO: Barcelona 24-10-1936
FORMACIÓN Y APOSTOLADO:
Con 23 años, la postulante Toribia llegaba con una sólida base doctrinal adquirida en familia y en la parroquia de Murugarren. Estaba habituada a las prácticas de piedad, a buscar la propia perfección, al trabajo diligente, a convivir en una familia numerosa, a darse a los demás sin egoísmos y a conformar en todo momento su conducta a las enseñanzas del evangelio. Hizo su postulantado en el hospital de Viana (Navarra), y el noviciado en Madrid.
En los 21 años de vida religiosa, tuvo los siguientes destinos: Granada, León, Valladolid, hospital militar de Larache en plena guerra y sanatorio antituberculoso de San Adrián de Besós (Barcelona) donde alcanzó el martirio. Sor Toribia comunicaba a todos los enfermos optimismo y alegría. La querían mucho los enfermos. Cuando alguno estaba muy grave, hasta que le acompañaba en el bien morir, ni comía, lo dejaba todo por el enfermo. Decía al venir la persecución: “Nos matarán, pero sobre todo, Dios”.
MARTIRIO: El domingo 19 de julio de 1936 por la noche, una patrulla de marxistas del pueblo de Santa Coloma de Gramanet tomó posesión del centro con violencia. Las Hermanas cambiaron su hábito por el uniforme de enfermeras sin poner obstáculos, pero al imponerles como condición para permanecer en el sanatorio: “quitarse de la cabeza la idea de Dios”, ellas no lo aceptaron y fueron despedidas.
A sor Toribia y sor Dorinda las instalaron en Barcelona en la casa del director del sanatorio, quedando las dos prácticamente solas al cuidado de un hijo de trece meses, por tener que ocultarse también la familia del doctor. Denunciadas por una antigua sirvienta, sufrieron el primer registro a primeros de octubre de 1936. La señora, que estaba aquel día en la casa, las presentó como cocinera y niñera, pero les hicieron un largo interrogatorio en privado y ellas no negaron su condición de Hijas de la Caridad.
El sábado 24 de octubre de 1936, unos siete u ocho patrulleros de la FAI del barrio del Clot, se presentaron a media mañana en el domicilio, hicieron salir a las Hijas de la Caridad y las llevaron por separado, cada una en un coche, en el que iban varios milicianos custodiándolas. Al meterlas en los coches, los comunistas dijeron a la portera de la casa: “En cuanto estas dos nos digan dónde están las demás, las soltaremos”. Las fusilaron hacia el mediodía del mismo 24 de octubre de 1936 en la llamada carretera de las Aguas por La Rabassada, en la falda del Tibidabo dejando los cadáveres abandonados en la cuneta de la carretera, como solían hacer con todos.
SOR DORINDA SOTELO RODRÍGUEZ
NACIMIENTO: Lodoselo (Orense), 15-02-1915
PADRES: Manuel y Rosa
BAUTISMO: Lodoselo, Parr. Sta. María, 18-02-1915
NOVICIADO: Madrid, 20-05-1933
VOTOS: Era novicia
MARTIRIO: Barcelona 24-10-1936
FORMACIÓN Y APOSTOLADO:
Dorinda fue la mayor de cuatro hermanos. El padre era labrador de nivel modesto, pero de honradez conocida por todos. El deseo de consagrarse a Dios fue una constante en su vida. Desde muy niña vio a unas Hermanitas en la iglesia de su pueblo y le dio un salto el corazón con deseos de ser religiosa, no quitándosele la idea jamás. El párroco D. Daniel Movilla, conociendo su vocación la encaminó al colegio de las Hijas de la Caridad en Orense y allí recibió una enseñanza personalizada e intensa hasta 1933 en que ingresó en el seminario de las Hijas de la Caridad.
El rasgo más destacado de su personalidad es el candor, su aspecto angelical, su inocencia, cualidades que no están reñidas con la responsabilidad, la madurez y el amor al trabajo que demostró, porque no es niñería, sino presencia de Dios y fruto de un esfuerzo mantenido desde su infancia por conservar la gracia.
Antes de iniciar el postulantado estuvo unos días con su padre y hermanos en Lodoselo. Su padre, asustado del trato que el gobierno republicano venía dando a la religión, hizo todo lo posible para que desistiera de su propósito y se quedara en casa. Ella se mostró firme en su vocación, consciente del peligro. Le habló el padre del riesgo que había de que en cualquier guerra o revuelta los revolucionarios la matasen y contestó: ‘yo quiero ser religiosa aunque me maten’. Ante esta actitud resuelta de la joven, su padre, Manuel Sotelo Garrido, autorizó su ingreso en el noviciado. Su único destino fue el sanatorio antituberculoso del Espíritu Santo de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) donde realizó su servicio a lo enfermos tuberculosos durante dos años, entre 1934 y 1936.
MARTIRIO. Sufrió el martirio en idénticas condiciones que su compañera Sor Toribia Marticorena. Al empezar la guerra ella se asustó tanto al despertar al ruido de las sirenas, que el espanto le duró hasta la muerte, pues enseguida empezaron las quemas de las iglesias y conventos, junto con los bombardeos y muertes que producían, podía haber regresado a su casa familiar, pues era novicia. La Visitadora o superiora Provincial y la superiora local la invitaron a volverse con su familia, ya que todavía no había emitido los votos, pero se mantuvo firme en sus propósitos. La mataron por su condición de Hija de la Caridad el 24 de octubre de 1936 junto a sor Toribia Marticorena, según se narra en su biografía.