Santuario Nuestra Señora de los Milagros

UNA IMAGEN… UNA PALABRA

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo
Hoy es Viernes IV Semana de Cuaresma NO abstinencia. SOLEMNIDAD SAN JOSÉ. José ha pasado en silencio por las páginas evangélicas. Es sólo —y nada menos— un creyente que presta atención al Dios que se le muestra en los sueños, que se admira ante la presencia del misterio en su hijo. José es el hombre de la escucha y del silencio.

Lectura Evangelio según San Mateo 1, 16-21 Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Cuando José se despertó, hizo lo que le habla mandado el ángel del Señor.

Palabra del Señor

Reflexión: En este día de fiesta de San José, nos acercamos a esta figura a través del relato de Mateo en el capítulo uno. Poco se nos dice de él, pero lo que se cuenta es muy significativo:

  • José es descendiente de la casa de Jacob y esposo de la Virgen María, de quien nacerá Jesús, el Cristo: Aparece por tanto, formando parte de ese plan de Salvación que Dios va realizando a través de su pueblo, Israel, y que culmina en Cristo.
  • Vive un hecho humano difícil de asumir: la mujer con quien está desposado está embarazada de un hijo que no es biológicamente hablando suyo. Pero José es un hombre justo; no en el sentido de la justicia humana de ese tiempo según la cual hubiera tenido que denunciar a María, sino en el sentido de la justicia de Dios que es salvadora y mira siempre por el bien de la persona. Es la justicia que brota del amor la que dirige la conducta de José hacia María.
  • También José vive su “anunciación”: Dios le hace partícipe de su proyecto, le invita a la confianza, cuenta con él y le pide su consentimiento. Haciéndolo ejercer de padre, del Hijo eterno de Dios, concebido en el seno de la Virgen María.
  • La respuesta de José es la obediencia de la fe, el fiarse de Dios más allá de lo que humanamente se plantea como dudoso, desconcertante y hacer suyo su proyecto encarnado en aquel hijo a quién él mismo pondrá el nombre de Jesús: “Dios salva”.

Poco más se nos dice en los Evangelios de José; pero seguramente, los cercanos a Jesús habrían sabido reconocer en aquel predicador de Galilea los aires de familia, las huellas de otro hombre que supo estar, acompañar, vivir y educar en la fe.

_* Dios te bendice…* “En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todos lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la solemnidad de san José. Porque él es el hombre justo que diste por esposo a la Virgen Madre de Dios; el servidor fiel y prudente que pusiste al frente de tu Familia
para que, haciendo las veces de padre, cuidara a tu único Hijo, concebido por obra del Espíritu Santo, Jesucristo, Señor nuestro.
Por él, los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo”.