La oración es buscar una forma de dirigirte personalmente a Dios,
y tal vez, con un poco de suerte, escuchar.
No se trata de aspirar a místicas sublimes, sino de hacer consciente a Dios.
Se trata de buscar espacios en los que dirigirnos a El, desde el silencio, como un “Tú”.
Hay quien lo hace desde oraciones ya hechas, mientras otros buscan palabras propias.
Hay quien le habla de su vida; quien pide, quien ofrece, quien pregunta, quien agradece…
A veces te apoyas en textos, y esos textos te pueden resonar de modo distinto, y tal vez ahí percibes que Dios te toca de un modo distinto.
La oración no es una condena ni una obligación, sino aprender a hablar a Dios en segunda persona, y a sentir que, con El, uno no está solo.
FELIZ DÍA A TODOS… FELIZ ESCALADA CUARESMAL…