María, la mujer llena de gracia, la virgen y madre es la primera mujer resucitada después de Cristo: su vida de gracia es para nosotros puerta de la gracia; su maternidad nos devuelve en Cristo la dignidad de hijos queridos; su resurrección es la prueba de que también nosotros estamos llamados a participar plenamente de la vida de Dios en la fraternidad de la Iglesia.
Con María, Dios convierte las promesas en realidad. Dios sale de las sombras para realizar junto a los hombres una nueva historia basada en la gracia y la providencia, animándonos a salir del doble juego de apostar por Dios a la vez que por las cosas del mundo.
María nos recuerda que la última palabra en nuestra historia la tiene Dios y merece la pena apostar por todo lo que conduce a la vida.
Feliz día a todos
y especialmente a las que celebráis vuestra onomástica