La cuaresma cristiana está pensada, y de hecho eso es,
como un tiempo de alivio y de recuperación;
vamos agobiados y con prisa, sin tiempo real ni para nosotros ni para los demás.
Y necesitamos algo de calma y de respiro.
También es un tiempo de limpieza y de regeneración: hay manchas y chapapotes de muchas clases y algunos afectan a lo más hondo de lo que somos y hacemos. Y necesitamos limpiar a fondo muchas de las playas del alma. Permitidme una pequeña historia: “Hace poco tiempo pasé junto a una casa en llamas. Me acerqué y al ver que había gente dentro, golpeé con fuerza la ventana para avisarles del peligro. La música era alta y estaban todos bailando, pero por fin alguien me vio y abrió la ventana. Traté de explicarle lo que pasaba y él se limitó a preguntarme si hacía frío fuera y cómo iban las cosas por la ciudad. Verdaderamente quien no siente que le arde el suelo bajo los pies cuando la casa se quema, no merece ya más avisos…”.
Desde esta perspectiva nos acercamos al Señor y emprendemos este camino apasionante que nos invita a cambiar algunas de nuestras actitudes, prioridades o valores para ser capaces de revestirnos de la novedad de la Pascua que viene.
Tres espacios de análisis y de renovación, en los que hay cierta urgencia porque su estado es sin duda deficiente y afectan además a puntos graves de la vida:
1. ¿VIVIR DE ESPALDAS A DIOS O BUSCAR SU ROSTRO?
Grave pregunta que debe provocar una respuesta coherente y fiel:
+ Volvernos a Él desde el corazón y reconocerlo como Padre y Señor nuestro de cada día.
+ Sentir hambre y sed de sus Promesas en tiempos de crisis y buscarlo a Él como luz y razón.
+ Hablar con Él, descubrir su presencia, disfrutar de su voz.
2. ¿CADA UNO A LO SUYO O VIVIR EN CARIDAD?
Seguimos subiendo un camino que nos exige hechos concretos, acciones reales…
+ La convivencia en paz, cada día, y el trabajo bien hecho sin falsas justificaciones.
+ El acercamiento caritativo y fraterno hacia todo aquel que sufre o necesita mi amistad.
+ El aprecio y el respeto hacia todos, por encima de cultura, raza, condición, procedencia… somos hijos en el Hijo.
3. ¿GOZO INMEDIATO O ALEGRÍA RESPONSABLE?
Lo “inmediato” o lo que da felicidad permanentemente… aunque cueste.
+ Actúan aquí el viejo ayuno y la antigua abstinencia, tan actuales hoy: vivir con austeridad y libertad.
+ Frenar la ambición, eliminar el egoísmo, erradicar la codicia: también en esto hay que abstenerse y ayunar.
+ Y así, más libres y más ligeros de equipaje, podemos volvernos a Dios y al prójimo con mucha mayor facilidad.