La respuesta de Jesús se caracteriza por la claridad con que reconoce el buen deseo de este doctor de la Ley. Ha sabido unir el amor a Dios y el amor al prójimo. Jesús reforzará esta afirmación. Sólo el amor a Dios hace posible el amor al prójimo, y sólo cuando amamos de verdad al prójimo demostramos que es verdadero nuestro amor a Dios nuestro Padre.
Los santos nos enseñan con su vida y ejemplos esta verdad tan maravillosa del evangelio.
Decía santa Teresa de Calcuta:
«Yo creo en la relación de persona a persona. Para querer a una persona, hay que acercarse a ella. Si esperamos tener un buen número de personas, nos perdemos en los números. Cada persona para mi es Cristo, y puesto que hay un único Jesús, la persona que tengo delante es para mí la única persona en el mundo en aquel momento.
Además, como no podemos ver a Cristo, no podemos expresar nuestro amor por Él.
Pero al vecino podemos verle y podemos hacer por él lo que haríamos por Cristo si le viéramos.
Por eso para que nuestro trabajo sea fructífero y hermoso debemos hacerlo con mucha fe.
Con fe en Cristo que nos dice: «Tenía hambre, estaba desnudo, enfermo, sin casa, era extranjero… y me ayudaste”.
Feliz día… Dios te bendice…