Santuario Nuestra Señora de los Milagros

UNA IMAGEN… UNA PALABRA

Cuando cruzo las inhumanas calles de nuestras “ciudades dormitorio”, pienso: ¿qué se puede hacer entre estos habitantes con quienes me siento incapaz de establecer un dialogo, con quienes no puedo compartir mis ilusiones, a quienes me resulta imposible trasmitir el amor de Dios? Recuerdo, entonces, el lema que escogió san Francisco de Sales al ser nombrado obispo de Ginebra —el máximo exponente de la Reforma protestante— en aquel tiempo: «Donde Dios nos plantó, es preciso saber florecer». Y si con una piedra en la mano meditaba el juicio severo de Dios que puede recaer sobre mí, en otros momentos —con una florecilla silvestre, nacida entre los hierbajos y el estiércol de la alta montaña— pienso que no debo perder la Esperanza. Debo corresponder a la bondad que Dios ha mostrado conmigo, y así mi pequeña generosidad depositada en el corazón del que saludo, la mirada interesada y atenta hacia el que me pide una información, mi sonrisa dirigida al que me cede el paso, florecerá en un futuro. Y nuestro entorno no perderá la Fe.

Feliz día… Dios te bendice…

Felicidades a todas las que hoy celebráis vuestra onomástica