¡Qué buena Madre y qué buena discípula!…
Donde todos hubiesen visto una locura, María vio un horizonte.
Donde muchos hubiesen visto una transgresión, ella intuyó la promesa de Dios.
Donde tantos se hubiesen estremecido ante la perspectiva y hubiesen exigido más pruebas, más seguridades o más garantías, ella exclamó: “Hágase”.
Donde la ley era la referencia y la condena, ella fue capaz de cantar la grandeza del Dios que está con los más pequeños y da la vuelta a todos los órdenes establecidos. Donde todo era convencional, María, con una acogida hecha al tiempo de ignorancia y valentía, de confianza y entrega, fue capaz de colaborar con Dios de un modo radical.
FELIZ DÍA A TODOS y como María… «dad a Dios lo que es de Dios»