Nos preparamos en Adviento para recibir a quien viene para todos y para cada uno. Para salvar, no para condenar.
No seamos nosotros los que condenamos, al buscar lo cómodo, lo fácil, y excluimos a quien nos exige salir de nuestra comodidad. Seamos Iglesia en salida que acoge a lo periférico; no queramos quedarnos solo con quienes son “de los nuestros”.
Aprendamos del Buen Pastor.
Feliz día… Dios te bendice…