Entre esos nombres destacan cuatro mujeres ajenas al pueblo de Israel. Tamar, que aparece en Gn 38. Rajab, en Josué 2,1-21. Rut, la moabita, en Rut 4,12-22.
La mujer de Urías, 2 Samuel,11. ¿Por qué están en esa lista si las cuatro proceden del paganismo? Y aquí es hermoso reconocer que lo importante para Dios no es la pureza de la raza, sino el darnos cuenta que su acción misteriosa e imprevisible está presente en la historia. Así vemos que Mt presenta a Jesús inserto en una larga familia con luces y sombras. El evangelista lo propone como cumplimiento de las promesas que Dios ha hecho a su pueblo.
Para nosotros, como seguidores de Jesús, es bueno caer en la cuenta de que Dios, Jesús, sigue actuando entre nosotros. El “cómo” se lleva a cabo esa presencia, requiere de nosotros cierta sensibilidad para estar abiertos a su acción imprevisible pero real y que sigue dándose entre nosotros.
Feliz día, para seguir descubriendo la acción de Dios entre nosotros.