En el centro de nuestros trabajos, nos invita el Señor a seguirle, para ponerlo en el centro de nuestra existencia. Nos elige, nos capacita y nos deja ahí donde estamos: en la familia, el trabajo, nuestro entorno social… para que ahí le amemos y lo demos a conocer.
Desde el momento en que ponemos a Cristo como centro de nuestra vida todo está afectado por esta decisión, nos convertimos en apóstoles, vehículos transmisores del amor de Dios y, por tanto, en nuevos pescadores de hombres.
Feliz semana a todos… Dios te bendice…