Mi reflexión del evangelio (Jn 15,1-8):
Jesús utiliza la bella imagen de la Vid y los sarmientos para decirles a sus discípulos el tipo de vinculación que Él ofrece y que espera de los suyos. Ya antes les ha dicho que no son “siervos” a su servicio, sino que desea que sean “amigos” que comparten un mismo ideal de entrega. Jesús es la fuente de vida de los discípulos, su principio de comunión, y la garantía de sus abundantes frutos.
Pero, todo esto será real si se permanece unido a Él, si se permanece unido a su Palabra. Sin Él, el sarmiento languidece, se seca, se muere. Sin Él, el sarmiento pierde su vinculación con los demás, se aísla y pronto cae. Sin Él, el sarmiento empieza a dar frutos amargos, y pronto la soledad estéril lo invade. Solo un vinculo íntimo y honesto con el Maestro, podrá a ayudar al discípulo a descubrir el amor que lo define, a reconocer el tejido de fraternidad y solidaridad que lo sostiene, y a ofrecer con alegría, los frutos que su corazón bondadoso puede dar.
Pero, hay que escuchar su Palabra, dejar que ella resuene desde dentro, que ilumine nuestro entendimiento, que dé calor a nuestro corazón. Pero, hay que dejar que su Palabra nos guíe, que ella nos permita descubrir el amor que nos ha creado, que ella nos muestre la tarea que tenemos como artesanos de comunión y reconciliación, y, que permita que demos frutos de justicia, de misericordia y de tolerancia. Señor, que aprendamos a permanecer unidos a Tí, en la escucha atenta y en la práctica amorosa, de tu Buena Noticia. Solo así podremos dar frutos verdaderos de vida y comunión. Feliz y fructuosa semana. Todos somos misioneros, no olvides compartir. (P. José Antonio González P. cm)