No puedo aspirar a ser un super hombre ni un dechado de virtudes.
No hay que quererse inmaculado ni infalible.
Pero puedo aspirar a vivir con hondura, a abrir los ojos para buscar a Dios en torno
y construir su Reino.
Puedo amar con entrega total, aunque eso me haga vulnerable.
Puedo vaciarme cada día un poco más al irme llenando de evangelio y prójimo.
Y a veces soy consciente de vivir de espaldas a todas esas posibilidades, instalado en una medianía apacible, donde nada me inquieta…
FELIZ DÍA A TODOS…