¿Qué es lo importante en la vida? ¿Buena presencia? ¿Títulos?
¿Prácticas en el extranjero? ¿Referencias? ¿Idiomas? ¿Un master de los que cuestan una pasta? Cualquiera que haya tenido que buscar trabajo sabe que eso, al menos en el ámbito laboral, importa. Pero si uno se pregunta qué debería tener el currículum vital a la hora de la verdad, la respuesta seguramente será distinta.
Si pensamos, no en el trabajo, sino en pasar bien por el mundo y por la historia de los tuyos, entonces en el «currículum vitae» no deberían faltar muchos nombres, alguna lágrima, meteduras de pata garrafales, pero seguramente también aciertos. Historias de amor, real, aterrizado. Preguntas de esas que te quitan el sueño.
El magisterio que da el tiempo, que nos ayuda a madurar, a aceptar lo limitado, a reconocer lo frágil, y a reírnos de lo pomposo…