Un pesebre frío, un poco de intemperie, una noche lejos de las posadas.
Para ser consciente de cómo se ve la vida desde la pequeñez.
Para descubrir que cuando tienes poco, te das cuenta qué es lo verdaderamente importante. Para poder ser libre de tanto envoltorio y tantas luces de colores.
Pero para descubrir también esa otra solidaridad y compasión que une a las personas cuando nos sentimos vulnerables y frágiles. Es la navidad de los débiles, de los pequeños, de los nada-poderosos, de un niño que nació muy pobre.
Hoy nos lo demuestra la liturgia proponiendo a nuestra consideración la figura de san Estéban… el protomártir de Cristo… En un mundo como el nuestro y en una sociedad como la actual, «dar la cara por Cristo» resulta arriesgado… tenemos muy presentes a los cristianos perseguidos (y tantas veces martirizados) HOY por causa de la fe… y tenemos en cuenta a nuestra débil fe en España, nuestra falta de compromiso con el VERBO QUE SE HACE HOMBRE para nuestra salvación… ¡Cuántos nos quiere y nos concede!… ¿Cómo le respondemos?
FELIZ DÍA A TODOS… EN ESTA OCTAVA DE NAVIDAD