Ha nacido Dios. ¿Y ahora?
Pues, ahora, no nos queda otra que tomar dos opciones:
o disparar nuestra vida hacia el cielo (como lo indican las torres de nuestr0 Santuario)
o replegarnos en el duro suelo.
Si miramos hacia arriba (por muchas nubes y complicaciones que existan) nunca nos faltará la LUZ.
Si, nos entregamos exclusivamente al llano de nuestras conveniencias e idolatrías… nos sumiremos en la oscuridad sin más luz que nuestro propio empeño.
¡Adelante! Con la FE siempre caminando, avanzando, descubriendo y fiándonos de AQUEL que todo lo ve y, muchos, ya no lo ven.