¿Sería María consciente de lo que estaba en juego en su “sí”?
Desde luego, para ella estaba en juego mucho.
Se arriesgaba a ser repudiada, juzgada e incomprendida.
Y Dios, en su petición, ni forzaba ni exigía, solo invitaba.
Fue su libertad valiente la que dijo que sí.
Y ese compromiso es para nosotros ejemplo y provocación.
Porque con nuestra libertad estamos llamados a construir edificios eternos, a escribir páginas imborrables en nuestra pequeña porción de historia.
Somos libres para amar, para creer y para construir.
FELIZ DÍA A TODOS…