¡ Paz a todos los hombres de mala voluntad!
(De los archivos de un campo de concentración)
Qué cese toda venganza y toda llamada al castigo.…
Los crímenes sobrepasan toda medida,
hay demasiados mártires…
También, no midas sus sufrimientos al peso de tu justicia, Señor,
y no deja estos sufrimientos al cargo de los verdugos,
para hacerles pagar una factura terrible.
Qué todo sea pagado de otra manera.
Ponte a favor de los verdugos,
de los delatores,
de los traidores
y todo hombre de mala voluntad,
el coraje y la fuerza espiritual de los demás,
su humildad,
su dignidad,
su lucha interior constante y su indecible esperanza,
la sonrisa que estanca sus lágrimas,
Su amor,
sus corazones quebrantados que permanecen firmes y confiados a la misma muerte, sí,
hasta los momentos de la más extrema debilidad…
Qué todo esto sea depositado delante de Ti,
Oh, Señor,
para el perdón de los pecados,
como rescate para el triunfo de la justicia.
¡ Qué el bien sea contado, no el mal !
Y qué las víctimas se queden en la memoria de los que les persiguen,
no como una pesadilla,
no como de los espectros atados a sus pasos,
sino como apoyos en su propio esfuerzo
para reducir la furia de sus pasiones criminales.
No pedimos nada más.
Y cuando todo esto se acabe,
da a las víctimas el vivir,
Señor,
hombres entre los hombres,
y que la paz vuelva sobre nuestra pobre tierra,
paz para todos los hombres de buena voluntad
y para todos los demás.