A veces lo mitificamos un poco.
Mitificamos el amor como algo que, sorpresivamente,
llega, como caído del cielo.
En realidad no podemos exigirlo ni forzarlo.
No podemos comprarlo ni obligar a nadie a correspondernos.
Lo único que está a nuestro alcance es amar (y, quizás, en el camino, hacernos amables).
A nuestro alcance está abrir las puertas e invitar a los otros a entrar en nuestra vida.
Salir a los caminos para estar asequibles a otras vidas –y no aislados en murallas que nos hacen inasequibles.
Lo que está en nuestra mano es construir, con nuestras obras, nuestra palabra y nuestra vida, espacios donde los otros puedan sentirse en casa.
FELÍZ DÍA A TODOS