Anhelo, sed, expectación.
Eso es lo que nos invade cuando sentimos
que se aproxima algo que deseamos de veras.
Solo los mediocres o los desesperados renuncian
a caminar sobre el agua con la confianza puesta
en el mejor Capitán: Cristo, el Señor…
Pues bien, si nos asalta la rendición,
si creemos que nos hundimos…
es tiempo de nuevo para alzar la cabeza,
mirar a lo lejos, bien fuera, bien dentro.
Dejar que resuene como una promesa el grito de un Dios
que atraviesa el tiempo para decirnos:
“Se acerca vuestra liberación”…
«ten ánimo»…»no dudes»… «Camina»… «Ten fe»…
«animo…soy Yo…no tengas miedo»
FELIZ DÍA A TODOS…