Cuando el corazón siente demasiada pereza para levantarse
y dirigir mi palabra, dejo a la mente que desatasque mi voz.
Delante de Ti no siempre puedo poner en orden mis palabras
y necesito acudir a fórmulas aprendidas,
recuerdos agradecidos y deseos de nuevas promesas cumplidas.
Rebusco en lo más profundo de mi ser
para encontrar lo que todavía consigue atraerme y moverme,
lo que no dejaría escapar por nada del mundo al desván del olvido,
lo que sigue siendo irrenunciable y no le puedo poner precio.
Sigue avanzando, no tengas miedo…
FELIZ DÍA A TODOS…