Pídele a Dios compasión,
la capacidad de que tu corazón
sepa latir al ritmo de los corazones hambrientos.
Pídele a Dios que te haga una persona apasionada,
y capaz de dejar que esa pasión tuya sea volcada en las causas que merecen la pena en este mundo.
Pídele a Dios luz para saber escuchar esa invitación:
«Dadles vosotros de comer»,
y para descubrir modos realistas y posibles de vivir al servicio de un Reino donde no haya hambre.
FELIZ DÍA A TODOS…