Hay gente muy sola.
Gente mayor que se siente abandonada.
Gente pequeña que se siente incomprendida.
Gente joven que no encuentra su lugar en el mundo.
Gente adulta que se pregunta para qué trabaja.
Un hambre distinta recorre nuestro mundo,
allá donde la necesidad primera del alimento puede estar ya colmada:
hambre de sentido; hambre de un ideal;
hambre de algo en lo que creer y por lo que merezca la pena dar la vida;
hambre de relaciones profundas.
Tal vez, en el fondo,
hambre del Amor con mayúscula, el que supone reto y tarea.
El que supone risa y llanto.
El que dura, y crece y cambia.
El amor que dice: amigo, hermano, pareja, comunidad, mundo.
No tengas miedo… desentierra… desentierra esos talentos que Dios ha puesto en tí…
para tí y para los demás…
FELIZ DÍA A TODOS…