¿Cuántas personas se han sentido desvalidas,
y quizás un poco abandonadas por Dios?
¿Cuántas veces, en el nombre de Dios,
unos hombres han pisoteado a otros?
¿Cuántas leyes humanas
han querido legitimarse desde Su Santa voluntad?
Y cuántas veces, bajo el paraguas de una justicia injusta,
se hiere al hombre y se niega al Evangelio.
Así que aquí estamos, nosotros, preguntándonos,
una vez más, Señor, qué es justo y qué no lo es;
qué quieres para este mundo, y para sus gentes;
cómo debemos vivir,
y qué importancia tiene vivir de una forma u otra…
Y posiblemente todo cambiará el día que comprendamos cuál es tu justicia.
FELIZ DÍA A TODOS