En memoria de tantas víctimas que se quedan en las cunetas de la historia.
Cuando otras vidas terminan de improvisto,
como ha ocurrido en el accidente de tráfico
donde perdieron la vida 5 jóvenes en Torrepacheco,
se superponen los sentimientos y uno piensa más.
En el dolor ajeno, en la suerte que uno tiene cada día, en tanto que está por hacer…
Quizás también, al pensar en la propia vida,
brota de golpe la conciencia de que el tiempo es limitado,
de que cada día es un regalo, una oportunidad, un milagro,
y que los otros, también esos otros más lejanos, son importantes.
Entonces, casi en voz baja,
uno susurra algún propósito,
formula algún deseo o eleva una plegaria a Dios,
para pedir que todo encaje un poco más.
Buscar el «mandamiento de Dios»… es lo que nos hace felices siempre…
siempre… en cada circunstancia…
incluso en momentos tremendos como los que hoy recordamos…
FELIZ DÍA A TODOS…