Decimos que pecamos “de pensamiento, palabra, obra»…
Y es verdad, algunas veces lo que pensamos, decimos o hacemos está mal.
Hacemos daño a otros. (O se lo haríamos si supiesen…)
Generamos dinámicas hirientes, con juicios a veces acerados e injustos (de pensamiento), con críticas mordaces (de palabra), negándonos a darles una oportunidad (de obra).
Pecamos al convertirnos en el centro de nuestra vida, como que todo girase en torno a cada uno de nosotros (¿No hay alguna vez que mis sentimientos se vuelven el único grito que oigo, mis deseos la única motivación y mis necesidades el único horizonte?)
Pecamos cuando actuamos sin tener en cuenta la dignidad básica de los otros, sin darles una oportunidad, a veces machacándolos (novios, novias, amigos, familia, otros un poco más llejanos)
Y el demonio, que sí existe, tan feliz… Despertemos… y caminemos hacia La Luz…
FELIZ DÍA…