El salmo que hoy leemos en la liturgia nos ayuda a ser sabios con la sabiduría de Dios.
Es un himno a la bondad de Dios manifestada en la belleza y bondad de sus obras.
Y es en este salmo donde se recoge una de las afirmaciones fundamentales de la tradición sapiencial: “el temor del Señor es el principio del saber”.
Es decir, la sabiduría plena es un don divino y sólo se alcanza desde una actitud de “temor de Dios”, entendido como reconocimiento, obediencia y fidelidad amorosa.
El fracaso de los que se consideran dueños de la verdad está precisamente en esa falta de sabiduría que les impide entrar en el Reino a ellos y que tampoco quieren dejar entrar a los demás.
FELIZ DÍA A TODOS