El ambiente luminoso y alegre de la Pascua no puede ocultar las sombras que, pese a todo, siguen existiendo en nuestro mundo. Lo vemos con claridad en el texto de los Hechos, en el que el valiente testimonio de los Apóstoles encuentra la fuerte oposición y las amenazas de muerte por parte de los poderosos de turno.
Ya lo había predicho Jesús: “El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros” (Jn 15, 20). La experiencia de la Pascua incluye en sí la experiencia de la Pasión del Señor. Pero hay un diferencia. Ahora el valor del testimonio sustituye al temor anterior.
Las palabras de Jesús, repetidas tras la Resurrección, “no temáis” han surtido efecto (es la acción del Espíritu), y el valor engendra la libertad frente a los poderes que tratan de acallar la Palabra y el testimonio:
“Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”.
El valor y la libertad son signos y expresión de la nueva vida del Resucitado que opera en los creyentes.
FELIZ DÍA A TODOS…