Cada uno podemos poner nuestras preguntas. Jesús no se enreda con minucias ni necesita preguntarte datos de tu vida y situación. No. Va al corazón: Escucha y ama. Escucha y ama. Escucha y ama. Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
¿Escuchar? Sí, y amar. Porque si escuchas y no amas, la escucha puede convertirse en autocomplacencia, en resignación o en refugio para no hacer nada. Y no entenderás a quien te habla, ni a Dios ni a los demás. Terminarás escuchándote solo a ti.
¿Amar? Sí y escuchar. Porque si amas sin escuchar, tu amor se irá haciendo cada vez más pequeño, más automático o más artificial y amaestrado. Sin nada ni nadie que te mantenga vigilante, en camino, sabiendo que la medida del amor no la das tú mismo sino el Otro y los otros a quienes escuchas.
Todo parece mas simple cuando aplicamos el sentido común… ¿verdad? Pero qué pocas veces lo hacemos, especialmente con las cosas de Dios.
Feliz día a todos