No se trata de presentarse con certificados de buena conducta. Para entrar en el Reino no hay privilegios que valga. No hay más que una condición: pasar por la puerta. Y esa puerta se llama “Jesús”. Ese es el verdadero salva conducto: un hombre, no una teoría; un amor, no un sistema.
“Yo soy la puerta” dice Jesús y hago saltar las murallas del miedo, de la culpabilidad y de la estrechez. “Yo soy la puerta” dice Jesús, el que pasa por ella se une a la comunidad en la que los lazos internos de conocimiento, de amor y de generosidad son más fuerte que la constricciones y los preceptos.
Feliz día a todos…