Muchos de los cristianos que celebrábamos el día 1 no tenían poder alguno pero sí mucha autoridad: la que les dieron su coherencia, su saber estar, su civismo, el amor que nace de la fe.
Ninguna situación social es fácil y todas abundan en matices, pero el Evangelio de hoy nos deja doble tarea: ¿cómo aplicarnos cada uno las palabras de Jesús?, ¿cómo acogerlas como Iglesia, presencia visible de la fe?
Feliz día a todos