Si dejamos resonar en nuestro interior el Evangelio de hoy percibimos una llamada a detenernos, a descubrir el paso de Jesús en nuestra vida en tantos rostros anónimos con los que nos cruzamos: el conductor del autobús, el camarero, el vecino, el del super, …
Nos invita a mirarnos, a reconocernos y crear lazos, a compartir el pan, el vino, los afanes de cada día y tal vez nuestros sueños dormidos.
Zaqueo, nos invita a pararnos y a reconocer que también Jesús quiere comer con cada uno.
En ese momento, tal vez, podemos comprender como este pequeño gran hombre que necesitamos dejarnos afectar, dejarnos encontrar de nuevo por la vida de Jesús, por la vida de las personas que forman parte también de nuestra vida.
Feliz dia…