Santuario Nuestra Señora de los Milagros

UNA IMAGEN… UNA PALABRA

Recordar a un apóstol es abrir el álbum en el
que se encuentran los retratos de los primeros seguidores de Jesús. En ellos contemplamos lo que nos ha pasado a nosotros o lo que nos puede pasar si nos dejamos alcanzar por su mirada y por su palabra. Hay dos signos que nos ayudan a comprender la fuerza de la llamada. Fueron signos ayer y lo siguen siendo hoy: la relativización de la familia y de la profesión. Para la mayor parte de las personas, la familia y el trabajo son las dos principales fuentes de seguridad. A ellas dedican su tiempo y su atención. De ellas reciben lo fundamental para vivir.

¿Por qué la llamada de Jesús afecta tanto a estas dos realidades? No sé responder bien, pero creo que tiene que ver con el «centro» de nuestra vida. No puede haber dos centros. Ya sé que, con Jesús, se recupera la familia y se recupera el valor del trabajo; más aún, se redescubren de un modo nuevo y profundo, pero, ¿cómo se puede llegar a esta experiencia sin dejar primero la barca y la familia?

Creo que este mensaje no se capta fácilmente. Más aún, de entrada produce una especie de rechazo espontáneo. Pero creo también que algunos y algunas lo entienden muy bien, ¿verdad? Pues, ¡ánimo!

Feliz día y felicidades a los que celebráis vuestra onomástica