Señor, quiero vivir en la libertad de sentirme amado por ti, de saber que nada me falta si Tú estás conmigo, de sentir el alivio y la alegría que debió sentir aquel niño cuando Tú lo curaste de aquella terrible atadura. Que en esta jornada que me regalas pueda vivir todos los acontecimientos con confianza, con fe, sabiendo que, mirando la realidad con estas gafas, la mirada es más profunda, me acerco a ver cómo Tú ves los acontecimientos y a las personas.
Gracias Señor por decirme hoy: “todo es posible, si tienes fe”.
Feliz día… Dios te bendice