En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo
Hoy es Domingo VII Semana de PASCUA *ASCENSIÓN del SEÑOR *
San Marcos 16, 15-20 En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
Palabra del Señor
Reflexión: Llama la atención del evangelio de Marcos el encargo de la misión del resucitado a los apóstoles para hacer discípulos en todas las partes del mundo. Jesús indica con precisión cual será la misión de los discípulos: Enseñar la doctrina evangélica, anunciar al Resucitado, que se concretará en hacer discípulos de Jesús: dar testimonio, proclamar el evangelio, implantar comunidades, ofrecer la salvación: la filiación divina.
Dicha proclamación llevará consigo la realización de unos signos adaptados a cada una de las situaciones angustiosas de la vida humana. El Reino se hace presente ahora cuando los discípulos se empeñan, con el
auxilio de la gracia divina, en vencer el mal del mundo; fueron enviados a proclamar la Buena Noticia por todas partes, y el Señor actuaba en ellos y confirmaba la Palabra con los signos que los acompañaban.
Dentro de la comunidad hay diversidad de ministerios, “para la edificación del Cuerpo de Cristo”, hasta que lleguemos “al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud”. La Iglesia ha de descubrir también hot nuevos y claros gestos a favor de todos los oprimidos, explotados o alienados, con los que darles a conocer el mensaje, sintonizar y aprender a vivir como Él, en el mundo.
Con el bautismo, bajo la acción de gracia divina, adquirimos personalmente el compromiso de vivir fielmente en el quehacer cotidiano. Jesús promete su presencia y ayuda continua; no nos dejará solos, ni desamparados, seamos muchos o pocos, jóvenes o mayores. Las comunidades cristianas necesitan descubrir su estilo propio, con matices diferenciados, inundadas por el mismo Espíritu: Jesús sigue vivo en medio de los suyos, cada miembro con su propia función, amando, perdonando, sanando, a su manera…
_* Dios te bendice…* “En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque Jesús, el Señor, el rey de la gloria, vencedor del pecado y de la muerte, ha ascendido hoy ante el asombro de los ángeles, a lo más alto de los cielos, como Mediador entre Dios y los hombres,
como Juez del mundo y Señor del universo.
No se ha ido para desentenderse de nuestra pobreza,
sino que nos precede el primero como cabeza nuestra,
para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza
de seguirlo en su reino”. A Él la gloria, el honor e el poder por los siglos de los siglos. Amén.